No termino de olvidar la única vez que logré robarme un beso
después de una sonrisa en medio de la lluvia mientras el día se terminaba y
entendía que sería la oportunidad perfecta de dejar el recuerdo perfecto en sus
labios; día, 9 de Marzo, el cual me recordaba mis 27 años de soltería y una que
otra locura. Camino al trabajo logré tomar transporte y el día gris que respiraba
ese Martes era un indicio de que se desperdiciaba minuto a minuto, un acontecimiento,
absurdo, chistoso y pícaro estaba por suceder la naturaleza del transporte
urbano me había dejado como de costumbre de pie en la puerta del colectivo y un
espacio quedaba libre para la siguiente persona que haría de mi viaje una
espera eterna.
Por un segundo me quede dormido hasta que sentí las puertas
darle paso a la hermosa mirada que sin permiso alguno y acompañado de una
sonrisa escondida, la primera fase de un plan improvisado con el único fin de
obtener su número de teléfono. Mi curiosidad se reflejaba en su manera de
vestir, su dulce y embriagador aroma, su belleza intacta. Aunque compartiéramos
un sentimiento de estar en una lata de sardinas, por conspiración del romance o
lo que fuera, el colectivo bruscamente freno girando hacia algún lado que no
recuerdo y eso debido a que gracias a ello, ella venía hacia mí con todo su
peso cerrando los ojos y subiendo los brazos como reacción natural de
protección, sin embargo yo solo pude poner mis manos en sus caderas para evitar
cualquier contacto; Juro que no contaba con que el bus se detuviera en seco y
la inercia creara un beso atrevido.
Abrí los ojos y tenía una cachetada marcada en la mejilla
izquierda y su temperamento en mi contra. Por más que intentaba explicar el por
qué había puesto las manos en sus caderas solo me ganaba otro insulto, sin
importar la seriedad con que lo decía usando una mi expresión de ternero
degollado.
Gracias a su facultad de análisis y arrepentimiento salieron
unas palabras mágicas de disculpa con una expresión positiva aceptando que fue
un malentendido y nada podía hacer ante lo sucedido, logré su comprensión pero
ya no podía pretender obtener su número de teléfono solo su sonrisa, y si, ¿por
qué no?, el sabor de sus labios que por un instante me dejaron impactado. Ella
bajo en el mismo punto donde yo usualmente empezaba a caminar hacia mi trabajo,
solo que en sentido contrario; mi segundo momento mágico fue que decidí mirarla
caminar una supuesta última vez pero por cosas del destino, ella en medio de su
paso apresurado se alejaba y me miraba en el mismo instante.
En cuanto llegué al trabajo explique lo sucedido y no podían
creerlo, solo sonreían de lo que me pasaba, acto seguido tenía que almorzar
solo por una reunión que vendría más tarde. Mil gracias a Stromboli Deep Dish
por su excelente servicio, ya que por cosas de la vida siendo el día después de
celebrar el día de la mujer estaba muy lleno y solo quedaba una mesa para dos
personas.Oh sorpresa sentí un golpecillo en la espalda de mi supuesta
malgeniada por ese dichoso beso robado, acompañando el saludo por el siguiente
parlamento “Eres muy de buenas en la vida esa es la última mesa”, yo no dude en
hacer del problema una oportunidad de compartir con ella y tal vez saber quién
era.
Quedamos en vernos para tomar un café días más tarde ya que
la conversación del medio día había sido una guerra de psicología y se tornó en
una batalla de miradas interesantes, relatos de malas relaciones, trabajo y
otros comentarios. A las cinco y media en punto estábamos en el mismo paradero
con intenciones de volver a la respectiva casa pero una fuerte lluvia hacia
eterna la espera de cualquier bus, propuse el café pendiente y aceptó, bendito
sea el clima de Bogotá JAJAJAJAJA .Nuevamente Stromboli Deep Dish sería la
respuesta para una primera cita camuflada de desparche y otra conversación; ¿En
qué momento un café se volvió una cerveza? No lo sé pero cada palabra nos
llevaba de manera rápida a esta respuesta simple¿Esta como buen@ no? JAJAJA
Ocho de la noche y volvíamos al paradero donde tomaríamos la
misma ruta en sentido contrario pero un silencio de tensión se tomó el momento
y yo no podía creer que ese silencio existiera en ese día, fue lo mejor que me
pudo pasar por que ella preguntó “¿Alguna vez te has arrepentido de algo?” yo
conteste sin dudar “Si! Y no pienso repetirlo en mi vida”, ella subió su ceja
izquierda y activo el gatillo de lo que sería mi próxima cachetada “¿por qué lo
dices?” y si están pensando en un beso robado pues pensaron bien , esta vez
empezó a llover y ella detuvo el momento para decir “le falta algo al beso” y
yo instintivamente nos puse debajo de la lluvia y retome la situación JAJAJA, una
segunda cachetada Salió y me dijo “No has preguntado si tengo novio”, eso me
dejo frio, pasmado, estupefacto y achantado… Nada que hacer había perdido la
guerra…
¿Por qué el destino se empeña en jugar? No lo sé solo
entiendo que si no hubiera puesto esa cara de idiota, la cual solo le causo
risa y un tercer beso, no tendría novia, no hubiéramos pasado por una gripe
tenaz en mi apartamento y no sería el hombre feliz que hoy en día me hace
orgulloso de ser tan descarado con ella en un 9 de Marzo bajo la lluvia a las 8
y algo de la noche.
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